“Nuestras emociones son señales muy valiosas sobre lo que necesitamos, valoramos o deseamos y, por tanto, es importante que las podamos experimentar, entender, confiar en ellas y compartirlas. Pero también es importante que seamos capaces de manejarlas. Si nos sentimos sobrepasados por las emociones no podremos funcionar muy bien…
Aprender a manejar los sentimientos y experimentar la empatía desde otra persona en nuestras primeras relaciones afecta claramente nuestra capacidad para experimentar relaciones sanas más adelante en la vida.
Los niños llegan al mundo con un rico repertorio de emociones, pero con una capacidad mínima para entender lo que significan o cómo calmarlas. Es por eso que nos necesitan para ayudarles a regular sus emociones, por ellos y luego con ellos, y más tarde, poco a poco, enseñarles a que la mayor parte del tiempo las regulen ellos mismos”.
Kent Hoffman.